Contraindicaciones del drenaje linfático manual

El drenaje linfático manual es una técnica que busca activar el sistema linfático superficial, por medio de la eliminación de líquido intersticial y de las moléculas de gran tamaño, a la vez que optimiza su evacuación. Se logra con técnicas manuales y movimientos suaves que mueven la linfa por el torrente venoso de manera natural.

Por esta razón al ser algo muy natural y con técnicas no invasivas, su práctica es segura para cualquier persona. Sin embargo existen personas con condiciones que puede provocar un efecto perjudicial a la hora de practicar un drenaje linfático manual.

Aunque es una técnica segura, existen factores de riesgos y contraindicaciones para su realización. Estas pueden ser absolutas, es decir queda prohibido el uso de este tratamiento, ya que conlleva a riesgos severos, sucede en casos de:
 

1. Tumores malignos con metástasis
    
2. Infecciones graves
    
3. Insuficiencias cardíacas descompensadas
    
4. Trombosis recientes
    
5. VIH
    
6. Heridas
    
7. Fiebre
    
8. Enfermedades renales y hepáticas

A su vez existen las contraindicaciones relativas, que dependerá de cada caso y requieren una revisión a profundidad a fin de conocer y determinar si es factible practicar el drenaje linfático, como por ejemplo:
 

1. Hipotensión arterial
    
2. Enfermedades de la glándula tiroides: hipertiroidismo e hipotiroidismo
    
3. Algias pélvicas.
    
4. Enfermedades autoinmunoalérgicas, como lupus o artritis reumatoide.
    
5. Inflamaciones agudas, como gota, reuma o cólico nefrítico.
    
6. Nevus (Lunares)
    
7. Post-tromboflebitis y post-trombosis.
    
8. Procesos álgidos abdominales: menstruaciones copiosas  o dolor abdominal.
    
9. Edemas por insuficiencia cardíaca congestiva.
    
10. Insuficiencia cardíaca descompensada.
     
11. Síndrome del seno carotídeo

Para realizar este tratamiento es indispensable un especialista, se requiere un uso adecuado de las técnicas y aplicación para cada paciente. Ya que al ser manual se necesita de mayor conocimiento, pues una falla puede lesionar y ocasionar daños en la salud del paciente.

Un drenaje linfático manual consta de una serie de maniobras con movimientos suaves e indoloros para el paciente. Cada maniobra tiene tres fases:
 

1. Fase pasiva de apoyo
 

2. Fase activa de empuje (se aplica la presión de forma creciente)
 

3. Fase pasiva de relajación (se elimina de forma decreciente la presión y la piel vuelve por sí sola a la posición inicial).

Gracias a esto se obtiene una acción de bombeo sobre los tejidos de forma que los vasos linfáticos puedan movilizar y volver a transportar la linfa. Se aplican movimientos lentos, repetitivos, armónicos, suaves y rítmicos. El ritmo de aplicación debe ser lento y la presión de las maniobras mínima, no debe realizarse bruscamente, ya que la idea es relajar los músculos y al paciente.

Imagen esquemática sobre drenaje linfático.

El tratamiento se inicia siempre de proximal a distal para vaciar los ganglios colectores que van a recoger la linfa. Para evitar que la piel se resbale no se utilizan productos lubricantes, como en los masajes comunes que se acostumbran. Sin embargo, en algunos casos se puede hacer uso de cremas humectantes para mejorar el desarrollo de la técnica y el aspecto seco e hipertrófico de la piel.

Es decir, el drenaje linfático manual, es una excelente opción para mejorar nuestra salud y estética. Por ello la importancia de realizar estos tratamientos con personas profesionales, pues al ser manual se debe conocer el cuerpo para que este tipo de tratamiento sea efectivo. Respecto a las contraindicaciones, son menores y más que todo por enfermedades existentes, sin embargo es el especialista quien determine cada caso, evaluando y estudiando los antecedentes médicos, que puedan generar un problema a la hora de aplicar un drenaje linfático manual.